Tras una tragedia, se hizo cargo de la empresa familiar y hoy fabrica autos clásicos para el mundo
Cinco años pasaron desde la partida de Gustavo “Pini” Mancardo, un apasionado amante de los autos que, tras años de trabajo en la búsqueda y colección de vehículos antiguos y piezas de lo ...
Cinco años pasaron desde la partida de Gustavo “Pini” Mancardo, un apasionado amante de los autos que, tras años de trabajo en la búsqueda y colección de vehículos antiguos y piezas de lo más variadas, logró materializar su fanatismo en una fábrica artesanal de réplicas de modelos de tiempos pasados junto a su esposa Candelaria Tornquist.
Todd, la pequeña localidad del partido de Arrecifes fue el sitio elegido, un ambiente en el que se respira aire de automovilismo, de célebres apellidos llenos de gloria dentro del mundo de la competición. Todo había sido un esfuerzo, no solo por privaciones sino llegando a arriesgar capital en pos de este amor por los fierros. Y una vez con el taller ya en marcha, los contratiempos no fueron esquivos, aunque ya la compensación había entrado en juego.
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El nombre del emprendimiento se convirtió en una marca que poco a poco iba ganando reconocimiento. El matrimonio dio vida a Reklus Cars hace ya casi 25 años, un taller donde toman forma máquinas que marcaron la historia de la industria, tanto de los autos de calle como esos bólidos del automovilismo tales como las Maserati 450 que supo manejar Fangio.
En 2020, “Pini” se cruzó con el desafío final en un accidente de tránsito. “Me encontré de golpe con la empresa en mis manos, con proyectos a medio terminar y con un equipo que necesitaba dirección. No tuve demasiado tiempo para pensar: entendí que la manera más auténtica de honrarlo era seguir adelante. Ese es el mejor homenaje que le puedo hacer”, afirma Candelaria.
Cinco años pasaron desde ese momento en el que esta mujer no analizó como alternativa el bajar las persianas de este lugar que mucho tiene de mágico, de altas dosis de nostalgia, de notas de adrenalina, estilo y glamour, un espacio que LA NACION recorrió y compartió en su momento. Por entonces, ella contaba los avatares vividos, más de un traspié superado y todas las buenas claro, como el reconocimiento a nivel internacional y los llamados que llegan desde diferentes rincones del planeta para saber más de la fábrica y hacer algún pedido en particular.
Lo cierto es que hoy ya no es para nada raro que su nombre se escuche entre los pasillos de Pebble Beach, en el estado de California, donde se realiza anualmente el “Concurso de Elegancia” o que un cliente de Dubai o de Alemania tenga una de sus réplicas, o que se exhiban en colecciones privadas y hasta en museos internacionales como el de Bakú, en Azerbaiyán, donde se luce Ford Monoposto rojo y blanco de su autoría.
La pasión encendida en el tiempo implica mantener una estructura con empleados y con la cabeza abierta a nuevos desafíos. Hoy son 15 personas las que componen el equipo del taller y durante el primer semestre de este año tuvo a dos chicas trabajando como parte de la modalidad de pasantías de la Escuela Técnica de esta localidad bonaerense, quienes demostraron la rápida adaptación a tareas que hasta ahora parecían exclusividad de los hombres como el arte de soldar el aluminio, e incluso “evidenciando mayor habilidad en términos de motricidad y acciones que requieren fineza y precisión”, desliza con un claro dejo de orgullo.
La electromovilidad y la apertura de un nuevo capítuloCon el paso de los años y la renovación de la clientela, la producción de Reklus fue variando, hasta enfocarse principalmente en autos de calle y de competición de los años 50 y 60. Maserati 450 S (o A6GCS, 300 S o 350 S), BMW 507, que una baquet, que un monoposto, algún que otro auto especial, con cada pedido y cada desarrollo llega un desafío. “Más de una vez hice volver un auto casi terminado para atrás porque encontré algún detalle en la pintura, por ejemplo”, cuenta Candelaria, dejando en claro que el objetivo fue y será conseguir la mayor proximidad a la perfección posible.
Al margen de los resultados conseguidos a partir de la búsqueda de nuevos horizontes, muchas veces los desafíos se cruzan en el camino, como ocurrió hace unos meses cuando una empresa de Inglaterra la contactó para encomendar la producción de réplicas de modelos italianos, pero para contar con propulsión eléctrica. “Un desafío que al principio nos pareció impensado, sobre todo para quienes amamos el rugido de los motores de los 50 y 60, por supuesto que la idea nos resultaba casi una herejía. Sin embargo, entendimos que había que adaptarse a lo que viene. Por un lado, porque las mecánicas originales son cada vez más difíciles de conseguir; y por otro, porque las regulaciones internacionales sobre ruido, emisiones y contaminación son cada vez más estrictas. De hecho, ya hay varias ciudades en Europa que no dejan circular este tipo de autos”, señala.
Pero más allá del “sí” al desafío, sabían —ella y todo su equipo— que se embarcaban en un proyecto que depararía una manera distinta de concebir el auto. “Tuvimos que mandar a fabricar caños especiales para la estructura, con un tipo de material y medidas a las que no estábamos acostumbrados”, cuenta.
“Usualmente usamos el caño 38×2,5 mm SAE 1010 con costura que es más pesado, menos resistente y con una línea longitudinal que puede ser un punto débil frente a esfuerzos cíclicos. En cambio, el 35×2 mm SAE 1030 que usamos para esta ocasión, es un caño sin costura que ofrece una ventaja ya que es aproximadamente un 26% más liviano, posee mayor límite elástico y resistencia a la fatiga, y al no tener costura presenta un comportamiento más homogéneo bajo torsión y flexión. Además, al cambiar el método de soldadura (TIG en lugar de MIG) se obtiene un cordón más limpio, con menor zona afectada por el calor y mejor acabado superficial, lo que incrementa la durabilidad y reduce riesgos de fisuras”, comenta absolutamente compenetrada en el tecnicismo.
— ¿También implicó reformas en el taller?
— “Claro, tuvimos que adaptar nuestras máquinas para poder trabajar con ese tipo de material. Mandamos a construir una mesa de precisión mucho más grande para armar los chasis y, sobre todo, superar exigentes pruebas técnicas en Inglaterra. Todas las pruebas salieron perfectas, lo cual fue un orgullo enorme para nosotros, porque demostramos que un taller artesanal de Arrecifes podía cumplir con los más altos estándares internacionales. Lo interesante es que, al final, entendí que esta tendencia hacia las energías renovables y la movilidad sustentable no es un enemigo de nuestra pasión, sino otra forma de mantenerla vigente. Con esta mecánica especial, mucha gente puede pasearse por ciudades con un manejo muy sencillo y confortable, además de contar con un mantenimiento mucho más sencillo. Nuestros autos con mecánicas originales de los 50, o incluso pre-guerra, requieren mucho cuidado. Estos eléctricos se conducen casi como un karting, aunque por fuera siguen siendo réplicas exactas, hechas en aluminio, con la misma fidelidad y artesanía que nos caracteriza”.
El proyecto ya se presentó en Pebble Beach y en Italia. Candelaria cuenta que armar chasis y carrocería les toma de 2 a 3 meses como máximo, por lo tanto y aunque ya luego depende de los tiempos de la empresa europea que hace el pedido y pone el motor, en seis meses el auto puede estar andando.
De quedarse sin su socio en la vida a la continuidad del legadoEn la escena del taller es casi cosa de todos los días ver la silueta de un joven rubio yendo y viniendo, conversando con los mecánicos y resto de los colaboradores del taller, y también metiendo mano con alguna herramienta. Es Juan Cruz, el hijo mayor, quien se convirtió en su mano derecha.
“Trabajar con él es una bendición y a la vez no es tan fácil. Termina la facultad este año, esta al día con su estudio, juega al rugby, lo que implica entrenamiento y cuatro juegos por semana, y además de hacer todo eso está a mi lado manejando Reklus. Él es quien hace las pruebas dinámicas de los autos. Sin embargo, trabajar con un hijo tiene sus desafíos, porque tenés que marcar límites y separar lo laboral de lo familiar, pero también es una satisfacción enorme. Me llena de orgullo porque heredó de su papá la misma pasión y esa calma tan característica. Tiene la capacidad de resolver problemas sin perder la tranquilidad, y eso para nuestra fábrica es invaluable. Me sorprende mucho su madurez y al mismo tiempo me emociona verlo crecer, porque siento que con 22 años está tomando la posta de algo mucho más grande que un negocio: es un legado familiar”, dice.
La mirada puesta en nuevos horizontesLa pasión de esta licenciada en Administración de Empresas va más allá de ese tan particular microclima del taller de Todd. El mundo de la F1 la atrapa a tal punto que ha viajado en más de una oportunidad para presenciar un Gran Premio, como en 2024, cuando fue a Medio Oriente por invitación de un cliente de Dubai para participar de las Mille Miglia. Durante ese viaje dijo presente en las fechas cuando la máxima categoría pasó por Qatar y Abu Dhabi. “Aproveché para visitar clientes y busqué abrir proyectos en la región. Es un mercado enorme, en el que existe mucho interés, pero aún está en pleno desarrollo. Volví con contactos y con la certeza de que ahí hay un futuro para Reklus”.
Y ahora, hace algunos días, hizo una incursión a Azerbaiyán, donde una de sus réplicas se convirtió en la figura central del Museo Automovilístico de Bakú. “Hasta la entrada del museo está ploteada con su foto”, dispara entre sonrisas. Allí aprovechó para generar reuniones con empresas y organizaciones locales, siempre con la idea de expandir el horizonte de su empresa y, por supuesto, no se perdió el Gran Premio de Bakú. “Es como unir todas las piezas: autos, historia, negocios y emoción”.
Más allá del merecido reconocimiento cosechado por Reklus, moverse en el mundo del automovilismo siendo una mujer aún le presenta cierta resistencia. Cuenta que en sus viajes por países musulmanes tuvo que enfrentarse a situaciones donde directamente dudaban de cerrar un negocio por el hecho de ser mujer. “Y lo más increíble es que, incluso en la Argentina, todavía existen clubes de autos clásicos que no permiten la entrada a las mujeres. Es ridículo que en pleno siglo XXI sigan existiendo esas barreras. Puedo tal vez entender que pase en otras culturas con otra religión, pero lo que pasa en mi país me genera mucha tristeza, por más que no es una cuestión que me detenga, sino al contrario, ya que me impulsa a demostrar que la seriedad y la calidad de nuestro trabajo están por encima de cualquier prejuicio.
Junto a la historia, de cara al futuroAsegura estar en su mejor momento. “Todos estos nuevos proyectos me activan. Me siento cómoda teniendo mucho trabajo y más desafíos. La rutina no es para mí. Cada auto es distinto, cada paso, cada búsqueda. Desarmar un motor para ver en qué estado está. Todo eso es maravilloso”. Dice que Reklus es mucho más que una fábrica: “es una escuela de artesanos, un lugar donde jóvenes aprenden un oficio que parecía olvidado. No es solo una empresa, sino una familia extendida, un espacio de aprendizaje y de comunidad. Los clientes sienten que no solo se llevan un auto, sino un pedazo de historia reconstruida.
— ¿Te lo imaginas a Pini pensando en un clásico pero eléctrico?
— La verdad es que no me lo imagino, pero como yo manejaba la parte comercial, habría hecho fuerza para convencerlo hasta finalmente hacerlo. Este primer auto eléctrico me enseñó que el futuro también tiene lugar en lo que hacemos: podemos seguir honrando la historia, pero sin darle la espalda a la innovación.
Todo eso ocurre y seguirá ocurriendo en Todd, donde el tiempo parece detenerse, un escenario en el que cada detalle debe respetarse y construirse de forma artesanal. Son autos que hace décadas dejaron de existir, piezas que no se volvieron a fabricar, repuestos que es imposible encontrar. Desafío tras desafío. ¿Qué hacía pensar que no iba poder sumar uno más?