Leandro Paredes vs. River: de aquel enganche con ilusiones a este N°5 que lidera y unió el vestuario de Boca
Domingo 5 de mayo de 2013. Leandro Paredes tiene 18 años y espera con entusiasmo su oportunidad en el banco de suplentes de un Boca comandado por Carlos Bianchi. El partido con River está empatad...
Domingo 5 de mayo de 2013. Leandro Paredes tiene 18 años y espera con entusiasmo su oportunidad en el banco de suplentes de un Boca comandado por Carlos Bianchi. El partido con River está empatado 1 a 1, tras los goles de Manuel Lanzini y Santiago Silva. Los minutos pasan y siente que se le esfuma la chance de jugar por segunda vez un superclásico, después de aquel 2 a 2 de octubre 2012, en donde con apenas 12 minutos de acción (y un rol importante en el agónico empate xeneize) escribió su nombre en los libros del encuentro más importante del fútbol argentino.
El enganche hace los trabajos precompetitivos junto a sus compañeros sobre el costado de la línea de cal. Hasta que de pronto, el Virrey lo manda a llamar, le da unas pocas indicaciones y lo manda a la cancha a los 18 minutos de la segunda etapa, en reemplazo de Lautaro Acosta. Apenas siete meses más tarde hace las valijas y emigra a Roma con un deseo (volver a Boca) y una cuenta pendiente: ganarle a River. Porque si a esos dos superclásicos oficiales se le suman los dos amistosos de verano en los que participó, Leandro Paredes deja el club que lo formó con tres empates y una derrota ante el rival de siempre.
Domingo 9 de noviembre de 2025. Leandro Paredes tiene 29 años y espera con entusiasmo que le den la orden para, poco antes de las 16.30, subir los escalones del túnel local como titular indiscutido y capitán de un Boca que lo disfruta y le agradece que haya cumplido con su palabra de volver a ponerse la casaca azul y oro.
Pasaron muchas más cosas que los 4571 días que marca el calendario entre un contexto y otro. Ahora el mediocampista es un futbolista consagrado, con experiencia europea, y campeón del mundo y bicampeón de América con la selección argentina.
En su retorno al club que lo formó desde pequeño se dio en un contexto ideal para que el ahora N° 5 ocupe un espacio que había quedado vacante dentro del vestuario. La tensión que se generó entre Marcos Rojo y Miguel Ángel Russo terminó con el futbolista eyectado del equipo por el presidente Juan Román Riquelme. El zaguero era hasta entonces una de las voces cantantes dentro del grupo. El otro era, y sigue siendo, Edinson Cavani. Aunque el delantero uruguayo quedó en el ojo de la tormenta después de su discreta actuación en el sorpresivo empate 1 a 1 frente a Auckland City, un equipo semiamateur de Nueva Zelanda, en la despedida xeneize del Mundial de Clubes. Y porque las lesiones no lo dejan casi jugar: su pronunciada ausencia en el campo de juego lo limita.
Sin ellos, y con un liderazgo deshilachado de Sergio Romero, Javier García, Cristian Lema y Frank Fabra, Paredes infló el pecho y se hizo cargo de lo que todos en el Mundo Boca esperaban de él. Entonces, como primera medida tomó lápiz y papel y escribió las nuevas normas de convivencia del plantel (sobre todo en lo relacionado con la puntualidad para llegar a las prácticas y a las concentraciones, y quien ingresa o no al hotel en las horas previas a los partidos) y sus consecuentes multas a quienes las incumplan.
Según le cuentan a LA NACION desde Boca Predio, Paredes también está muy atento a las divisiones inferiores, bien alerta a lo que puedan precisar los juveniles e incluso para, desde su experiencia, echarle el ojo a alguna nueva promesa que pueda sumarse en el corto plazo al plantel profesional.
Y lo mismo pasa con sus compañeros más jóvenes. El campeón del mundo suele acompañar a los chicos en silencio, con gestos simples pero cargados de significado. Por ejemplo, luego del triunfo ante Barracas utilizó sus redes sociales para dejarle mensajes de aliento a Milton Delgado y Exequiel Zeballos. “Qué bien jugás, Chelito”, le comentó al juvenil mediocampista, que después de lucirse en el Mundial Sub 20 con la selección argentina recuperó la titularidad en el Xeneize. Y al Changuito, en tanto, le escribió: “Entrá y ganalo”. Aunque también está cerca de los que no juegan.
Su liderazgo no solo pasa por lo profesional, sino también por el factor humano. Es por eso que para unir a un grupo que estaba “detonado, sin puntos en común que los mancomunen en el día a día” (según le resumen a este diario) comenzó a organizar asados con todo el plantel, cambiar seriedad y tensión por risas y distensión. ¿El objetivo? Emular en Boca el clima de camaradería que él vive en la selección argentina.
Eso era algo “secreto” hasta que Juan Barinaga publicó la primera imagen de esos encuentros privados en la casa del mediocampista. De hecho fue el propio lateral derecho el que destacó a fines de agosto la importancia de su incorporación: “Me la pide y se la tengo que dar. Te ubica, te caga a pedos y lo obedezco porque sabe muchísimo. Vino con una mentalidad de unión y de fortalecer el grupo. Era la parte que nos faltaba. Que los consejos te los diga él pega más fuerte. A mí me ayudó muchísimo y yo siempre traté de hacer lo máximo”. No es casual que, desde la llegada de Paredes, Barinaga se haya afianzado como titular.
En sintonía, Rodrigo Battaglia (en la actualidad de baja por un desgarro en el sóleo derecho) dijo tras el debut de Paredes ante Unión: “¿Qué te voy a decir de Leandro? Es un jugador con muchísima jerarquía, muy inteligente. Yo intento acoplarme lo mejor posible a él, tenemos mucho diálogo también”.
Desde lo futbolístico, Paredes ocupó un rol fundamental en la inevitable transición de la conducción del equipo entre Miguel Russo y Claudio Úbeda. El mediocampista tuvo largas charlas con ambos y se convirtió en una suerte de entrenador dentro del campo de juego, facilitándoles la tarea a ambos DT.
Se da entonces un escenario en el cual el mediocampista es la punta de lanza de un tridente claro de referentes junto a Cavani y Ander Herrera, que a la vez se conocen desde hace años por haber compartido plantel en PSG. De todas formas, es evidente que los tipos de liderazgos son diferentes. Mientras Paredes expone su carisma y jerarquía, Cavani aporta su experiencia y su profesionalismo, fundamental para que los más jóvenes no se desvíen. Y en el caso del futbolista vasco, su ascendencia no es tan fuerte ante el resto del plantel, pero sí dialoga muchísimo con los juveniles.
En un segundo escalafón aparece Miguel Merentiel, que aporta la dosis justa de humor, una herramienta que siempre sirve para descontracturar momentos tensos o incluso el malestar que puede ocasionar una racha de resultados negativos.
Rumbo al domingo, en una conferencia de prensa organizada por la AFA junto a Juanfer Quintero, Paredes compartió la expectativa que le genera: “Más allá de que me ha tocado jugar partidos así, por lo que significa para la gente y para el club, seguramente sea uno de los más importantes de mi carrera”.
"ES IMPORTANTÍSIMO, SEGURAMENTE UNO DE LOS MÁS IMPORTANTES DE MI CARRERA"
🗣️ Leandro Paredes sobre el Superclásico de este domingo entre Boca y River por el #TorneoClausura pic.twitter.com/Gv5BsJJiDo
Y en relación a todo lo que siente de cara a volver a enfrentar a River 11 años después, el campeón del mundo compartió: “Soñé mucho tiempo con volver a mi país, a mi club, con esta edad. Es un sueño poder jugar este tipo de partidos, en nuestra cancha y con nuestra gente. Lo disfrutaré muchísimo”.
Y allí también reflexionó sobre su evolución desde aquel juvenil que disputó ante el Millonario apenas 39 minutos oficiales repartidos en dos partidos con apenas 18 años y ahora los espera con entusiasmo: “Obviamente, cambié muchísimo desde esos dos partidos. Ocupo otro rol en el equipo y sé la responsabilidad que tengo. Pero lo disfruto”.