Lautaro Rivero juega con el cuchillo entre los dientes: la garantía contra Boca y el orgullo de selección
Parece mentira. El crédito principal del equipo millonario es un defensor que cumplió 22 años el 1° de noviembre y que debutó con la banda el 9 de agosto pasado (apenas tres meses), en un 0 a ...
Parece mentira. El crédito principal del equipo millonario es un defensor que cumplió 22 años el 1° de noviembre y que debutó con la banda el 9 de agosto pasado (apenas tres meses), en un 0 a 0 contra Independiente, por la cuarta fecha del torneo Clausura. En un plantel en el que los más atrevidos aseguran que se invirtieron 100 millones de dólares en refuerzos durante la segunda era de Marcelo Gallardo, la garantía rumbo al súper en la Bombonera es un pichón de caudillo que suma apenas 13 partidos en la primera de River, bajo el mismo número de la suerte en su espalda.
Lautaro Rivero, zurdo, de 1,85m y nacido en Moreno, tiene detalles de futuro mariscal. Lionel Scaloni ya le vio pasta y hasta hizo su presentación en la selección el 3 de octubre en un show de goles contra Puerto Rico. Si Leandro Paredes representa la exitosa continuidad en celeste y blanco en la otra vereda, el pibe que marcó dos goles en su carrera atraviesa el futuro. Hay recambio en el campeón del mundo.
Todo, durante 2025 (un semestre, en realidad) que es un sueño para el zaguero y una pesadilla para River.
Hay excepciones a la regla del pesimismo general, en un equipo maquillado de todo tipo de derrotas. Franco Armani sigue tapando pelotas imposibles, Marcos Acuña es un fuera de serie cuando desecha sus tormentos externos y Maximiliano Salas, energía pura, mantiene el crédito abierto. Sin embargo, el que sobresale no tiene historia, ni llegó envuelto en una operación millonaria. Estaba en casa… y lo dejaron volar.
SE DURMIÓ BELGRANO Y CENTRAL CÓRDOBA PUSO EL TERCERO: Rivero anotó el 3-0 en el Madre De Ciudades.
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Suele pasar en River: abrir la jaula de supuestos talentos que se sienten encerrados en el Monumental, tapados por figuras con nombre propio, para buscar experiencia en otro destino. Le pasó a Enzo Fernández, que en Defensa y Justicia se consagró en la Copa Sudamericana en un equipo de galera bajo el sello de Hernán Crespo. Volvió, salió campeón, fue una revelación en Qatar, es capitán y campeón del mundo en Chelsea. ¿No le vio pasta de ganador aquel menos experimentado Gallardo cuando aceptó su salida a Florencio Varela?
En este caso, el Muñeco tomó nota de la dimensión del joven maravilla de la defensa (personalidad, cabeza levantada, templanza, cabezazo, febril mano a mano) en Central Córdoba, en donde dio la vuelta olímpica en la Copa Argentina y hasta le ganó a Flamengo en el Maracaná. Y algo más: Germán Pezzella (lesionado), Chino Martínez Quarta, Paulo Díaz y Sebastián Boselli suelen defender en terrenos resbaladizos.
Lautaro Rivero tuvo el gol de su vida y no, hoy no quiere ser (no subí a tiempo). pic.twitter.com/evUZcYsjNB
— UnEnzoMas TV (@UnEnzoMas) November 3, 2025Fue tan decisiva su irrupción, que después de jugar la Libertadores para el conjunto de Santiago del Estero, su ausencia en la traumática serie con Libertad, por los octavos de final, se pareció a un puñal. Más allá del mal de tormentos en la defensa, Rivero tomó nota en un puñado de semanas que iba a pasar de descarte a titular con dosis de imprescindible. A veces, el fútbol es así.
Un mes atrás, cuando la crisis de resultados, identidad y futuro todavía no eran una realidad incuestionable, Gallardo aplaudía a Rivero, por su rápida adaptación y por la citación al seleccionado. “Cuando son cedidos tienen la posibilidad de demostrar que se desarrollan y pueden crecer dentro del espacio a donde van a probarse para consolidarse como futbolista de primera división. En base a rendimientos que se lo observa, se hace un análisis. Y en lo que observo, si hay un futbolista a préstamo que funciona, tiene crecimiento y creo que nos puede dar una mano, se lo rescata”, asumía el entrenador, que rubricó este miércoles una inesperada extensión del contrato hasta fines de 2026.
Seguía el Muñeco: “Eso es lo que pasó con Lautaro, como ha pasado con otros. Cuando vuelven y tienen buenas prestaciones y sienten que están para consolidarse en River. Porque no es lo mismo volver y rendir en igual o mejor manera del club donde te fuiste de préstamo; habla de que tiene condiciones para atravesar el momento que está atravesando. Eso es muy bueno y así ha sido con el llamado a la selección”.
Con la camiseta de Central Córdoba, Rivero chocó de frente con Boca. Perdió 3-0 en Santiago del Estero, el 7 de marzo pasado, unos días antes del último River-Boca, el 27 de abril, un 2-1 que consagró a Franco Mastantuono, que con un gol de tiro libre para la historia selló la transferencia a Real Madrid.
Otro producto del semillero, aunque lejos de las luces del pichón de crack de la Casa Blanca o de Diablito Echeverri y bastante más lejos de Julián Alvarez o Enzo Fernández (por citar talentos millonarios de selección y exportación), Rivero pisa firme desde otro espacio. El centro de la defensa, un terreno fértil para el futuro no tan lejano del equipo nacional: Nicolás Otamendi, de 38 años, se retira luego del Mundial, Leonardo Balerdi se afirma como capitán de Marsella y Lisandro Martínez vive en combate con sus conflictos físicos. Rivero sabe que se puede abrir una puerta.
View this post on Instagram“Nos está dejando buenas sensaciones. Estamos contentos con él, creemos que tiene una proyección muy buena y en River lo está haciendo bien”, tomó nota Scaloni antes de los 45 minutos en los que actuó en el 6-0 sobre Puerto Rico. El zaguero mantiene el bajo perfil, a pesar de que la vida le cambió en un suspiro. No hay que olvidarse: en mayo de este año River hizo uso de la cláusula de repesca, justo antes del Mundial de Clubes. Más allá de que no actuó en el certamen internacional, su ascenso fue meteórico.
Fue padre y vendía alfajores en las esquinas: su vida es un campeonato de desafíos y segundas oportunidades. No es de los que se esconden debajo de la cama cuando Boca en la Bombonera toca la puerta: Rivero ya tiene puesto el cuchillo entre los dientes.