Por Analía Ávila Foto: Marcos Martínez La persiana de la librería Aquilea es el telón imaginario del escenario donde se desarrolla “Música para librerías”, de Hernán Lucas, librero, escritor y licenciado en Arte. La obra fue publicada por Vinilo en 2022, editorial que dirige Joana D’Alessio con Mauro Libertella como editor, en la colección Sencillos, que reúne textos de no ficción como autobiografías, crónicas y perfiles de artistas y escritores. El libro es un objeto bello, con arte de tapa en colores flúo sobre fondo negro, pequeño y tiene una cualidad que los grandes lectores aprecian: está cosido y no se deshoja. El escritor es librero desde los 18 años, oficio heredado de su padre y es el dueño de la librería de usados que abrió en 2007. “Música para librerías” es el relato de sus días en Aquilea, nombre que le puso Hernán por el juego de palabras (Aquí-lea) y por la ciudad en donde transcurre la película “Invasión”, de Hugo Santiago. Los personajes que desfilan son los clientes habituales o circunstanciales, talleristas, linyeras, vecinos del neuropsiquiátrico, corredores de libros, ladrones y toda la fauna de avenida Corrientes. Entre los escritores que también se dan cita en Aquilea nos sorprendemos con la poeta Juana Bignozzi, que era vecina del barrio y amante de los crucigramas. Los libros tienen un papel vital: “Noto que al ser un local tan abierto, muchas veces los libros reaccionan al clima como si también fueran plantas”. El humor atraviesa todo el relato, con escenas bizarras, otras desopilantes y con un tono del cine de Buster Keaton, como afirma en la entrevista. La gestualidad propia de las películas mudas también está presente: “Mis clientes anotan su clave en el Posnet de la librería. Para demostrarles que no espío, les sostengo el aparato pero miro para otro lado, y tuerzo el cuello como si rechazara un beso”. Hernán observa, siempre impertérrito y se detiene en los detalles: “Un transeúnte pasa y se queda mirando el lomo de una enciclopedia. Con su cuerpo enmarcado por el rectángulo de la puerta y la mirada clavada en el horizonte, me hace acordar a un cuadro de un personaje antiguo”. «Llegué a pensar que la librería es una extensión de mí. Que si yo estoy bien, ella se verá bien; y que si estoy mal, se verá mal y la gente la pasará como un poste caído», reflexiona el escritor. Y también da cuenta de sus temores ante el paso del tiempo: “Aquilea no terminó, pero es una existencia un poco precaria. Sobre todo en tiempos en que el libro corre peligro de quedar obsoleto”. – En 2014 publicaste “Aquilea. Crónicas de una librería” y en 2022, “Música para librerías”. ¿Cuáles fueron tus motivaciones? – Evidentemente es un tema que se me impone. Ahora mismo, después de haber escrito dos libros y de decirme «basta ya de escribir sobre la librería», algo que ocurre en el salón o por la vereda o en el mostrador, me obliga a …