Osadía o la apuesta por la división de la izquierda: dos lecturas sobre la ‘muerte cruzada’ decretada por Lasso Por Ociel Alí López* El autor analiza la situación ecuatoriana y el por qué Guillermo Lasso tomó la decisión de aplicar la muerte súbita y los beneficios que ofrece la misma para la reorganización de su partido. El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, anunció la aplicación del artículo 148 de la Carta Magna, por medio del cual está facultado (en casos de conmoción nacional) para llamar a elecciones presidenciales y legislativas, lo que significa una especie de ‘tabula rasa’ en la institucionalidad de país. De esta manera, en los próximos comicios elegirán a la totalidad de asambleístas del Legislativo y a un nuevo presidente de la República. Esta decisión presidencial puede parecer una jugada suicida, en tanto Lasso, su partido Creo y sus aliados (incluyendo quienes le han retirado el apoyo recientemente) se encuentran en su peor momento político, al tiempo que parecen más que evidentes las probabilidades de triunfo para la izquierda o el progresismo, que vienen de arrasar en los comicios seccionales de febrero de este año. Por esto último, para conocer la racionalidad de los protagonismos políticos, habrá que responder qué gana Lasso con esa decisión. Sobre todo cuando el otro escenario que se manejaba era la posibilidad que se concretara el juicio político abierto por la Asamblea Nacional y que, de proceder, suponía la destitución del mandatario. Bajo esa vía, además, se permitía el ascenso del actual vicepresidente Alfredo Borrero, quien venía de realizar en abril un largo viaje de diez días por Washington. Sin embargo, la crisis se zanjó de otra manera. ¿Qué gana Lasso? Aunque se cortará un mandato que terminaba en 2025, la decisión de pedir la convocatoria de elecciones al Consejo Nacional Electoral (CNE) le permitirá al actual presidente tener un margen de maniobra de tres meses para que se convoquen a nuevos comicios. En ese plazo, Lasso podría intentar cambiar la correlación de fuerzas y ganar algo de legitimidad. Esa decisión también le facilita el reordenamiento de las fuerzas de la derecha para superar la crisis de gobernabilidad que sufre cada vez con mayor ahínco. Además, por ser el evento presidencial ecuatoriano un proceso que permite la segunda vuelta, el lapso de estancia de Lasso en el gobierno podría prolongarse en medio de tácticas dilatorias. Esa decisión también le facilita el reordenamiento de las fuerzas de la derecha para superar la crisis de gobernabilidad que sufre cada vez con mayor ahínco. También se abre otro escenario, puesto que Lasso podría ser nuevamente candidato y con ello, o bien ganar debido a la división del progresismo, o perder en un escenario electoral para no ser “sacado por la puerta de atrás”. Tal como explicó para justificar la aplicación de la “muerte cruzada”, Lasso podrá gobernar sin el contrapeso que estaba efectuando la Asamblea Nacional hasta que llegue la fecha de las elecciones. De esta manera, según argumentó, el mandatario será mucho más libre de enfrentar el entramado de crisis multidimensional que está azotando al Ecuador en temas como seguridad, economía, migración y política. Durante el tiempo que le resta al presidente, podrá actuar sin el “lastre” legislativo que le impedía, según su lógica, actuar libremente y tomar iniciativas políticas con las manos “desatadas”, sin el seguimiento y la interpelación. Es decir, Lasso gobernará por poco tiempo, pero por medio de decretos. El primero de estos decretos ya fue tomado y divulgado por el propio presidente. Se trata de una medida para “reducir impuestos, fortalecer la economía de 460 mil familias ecuatorianas y …