Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región. La mente piensa con ideas, no con información Por Raúl Zibechi * En reciente entrevista (https://bit.ly/3BuJeRP) el filósofo alemán nacido en Corea del Sur, Byun-Chuk Han, señala: Estamos muy bien informados, pero de alguna manera no podemos orientarnos. Sus argumentos sobre las consecuencias sociales de la sobreinformación que padecemos ya habían sido analizados en su libro Infrocracia, publicado un año atrás. Byun atribuye a la informatización buena parte de los problemas que padecemos como sociedad. Dice que el ego narcicista vuelto hacia adentro es la causa de la desintegración social, ya que todo lo que une y conecta está desapareciendo, neutralizando la posibilidad de considerarnos una sola sociedad. La conclusión es que ya no hay narrativas comunes que unan a las personas. Distingue entre verdad e información, asegurando que la segunda es centrífuga y destruye la cohesión social, mientras el relato verdadero la mantiene unida. La verdad ilumina el mundo mientras la información vive del atractivo de la sorpresa, sentencia, porque genera una sucesión de momentos fugaces que tienen el poder de oscurecer la realidad y deformar en vez de informar. El filósofo continúa aportando argumentos, como el hecho de que ahora la información no habilita la creación de una esfera pública. Recuerdo, no hace tanto tiempo, que en situaciones críticas las personas se arremolinaban en torno a los puestos de venta de periódicos, comentaban y compartían las noticias en el espacio público. Pero ahora ya no tenemos relatos comunes que orienten y den un sentido a nuestra existencia. Tampoco hay rituales, y apenas nos queda el consumo y la satisfacción de las necesidades, dispara Byun. Cree que en el futuro las personas recibirán un ingreso básico universal y tendrán acceso ilimitado a los videojuegos, forma que adquiere ahora la política estatal en todo el mundo, en una nueva versión del pan y circo. Se podrá decir que esto no es nuevo, sino la deriva de medio siglo de creciente posicionamiento de las tecnologías de la información en el centro de nuestras vidas. El físico austriaco Fritjof Capra complementa al filósofo alemán, como explica en esta frase: La información es presentada como la base del pensamiento mientras que, en realidad, la mente humana piensa con ideas, no con información ( La trama de la vida, Anagrama, 1998, p. 88). Recupera muchos conceptos vertidos por el novelista estadunidense Theodore Roszak en El culto a la información. Tratado sobre alta tecnología, inteligencia artificial y el verdadero arte de pensar, publicado en 1986, o sea casi cuatro décadas atrás. Una conclusión importante: Las ideas son patrones integradores que no derivan de la información, sino de la experiencia. Por eso todo el empeño del sistema con nuestros jóvenes consiste en acotar sus experiencias de vida y someterlos a un bombardeo constante de información que no les aporta nada, pero crea una gigantesca nube de confusión. El consumismo, esa mutación antropológica que mentaba Passolini hace ya medio siglo, es su principal ventana al mundo, excepto por supuesto la tela de sus aparatos informáticos. En este mundo de la sobreinformación no existen ideas, como no las hay en el tremendo flujo de datos de Internet. Porque las ideas siempre fueron peligrosas, son las que pueden dar sentido a la realidad y a las vidas, son brújulas para desnudar las opresiones. Sin ideas y sin experiencia vital, la humanidad naufraga hacia el abismo, justo en el momento más crítico que se recuerda, por lo …

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