Hablar del 25 de Mayo de 1810 es hablar de protagonismo popular en Argentina, pero es preciso determinar cuáles fueron los contenidos y los objetivos de esa presencia del pueblo, que derivada del Cabildo Abierto del 22 de mayo terminó, tres días después, con la presencia de aquellos sectores en el Fuerte de Buenos Aires, exigiendo la renuncia del virrey con trabucos y puñales en mano. No fue nada pacífico ni dirigido a lograr consenso alguno, sino una expresión popular que reclamó la renuncia del virrey, quien intentó esa especie de trampa que significó la Junta trucha del 24 de mayo, que duró apenas unas horas y que el 25 fue reemplazada por otra elegida por el pueblo. Pero resultó que el día 26 los integrantes de esa Junta juraron lealtad al rey Fernando VII. Lo que ocurre hoy es que los chicos de los colegios y algunos docentes todavía creen en la supuesta máscara de Fernando VII, que todo eso fue para no evidenciar el propósito separatista. Y la realidad es que no hubo propósito separatista, sino un objetivo democrático, es decir, que el que ejerciera el poder fuera un representante del pueblo, elegido por el pueblo.(CRÉDITOS: Producción general: Lorena Vazquez – Edición de sonido: Alejandro Sanz – Grabación: Soledad Zunino – Locución: Fabiana García – Portada: Kevin Liendo) Algunos pensaban o suponían que esto podría derivar en una independencia respecto a España, pero no era el objetivo principal si tenemos en cuenta que la bandera española flameó en el Fuerte de Buenos Aires hasta 1813, es decir, que habría una especie de autoengaño de parte del pueblo, que admitiría una situación absurda, una revolución, que después se expresó en emblemas que fueron justamente lo contrario de la revolución. Lo que ocurrió fue que el movimiento revolucionario, que es revolucionario porque es democrático, termina con quien era el hombre designado por el rey de España, que por entonces estaba preso. Fue un fenómeno que se produjo en toda Hispanoamérica, no fue un fenómeno exclusivo de Buenos Aires. En abril se produjo un movimiento revolucionario en Caracas, en agosto en Santiago de Chile, luego en Bogotá, a fines de año en México y en febrero de 1811 en la Banda Oriental. En todos ellos, el propósito fue establecer los principios fundamentales que se habían enarbolado, en 1808, durante la revolución democrática española: un seguimiento de la revolución francesa, levantando las banderas de igualdad, libertad y fraternidad. Cuando se cumplieron los 150 años de la Revolución de Mayo, el Senado de la Nación hizo que algunos investigadores recuperen diarios íntimos, declaraciones y datos de aquellos tiempos y resultó, por ejemplo, que el hermano de Antonio Beruti escribía en su diario que junto a Domingo French repartían estampas, pero no celestes y blancas como pretendió después Bartolomé Mitre, sino con la esfinge de Fernando VII porque era un hombre que, preso por Napoleón, había adherido a la revolución como lo hizo …