La arquitecta y artista plástica Ana Rascovsky recrea un universo de juegos y fantasías con retazos de acrílicos. Desde el imaginario infantil y la búsqueda de futuro, la arquitecta Ana Rascovsky propone en la muestra “Acrilia”, recientemente inaugurada en el Centro Cultural Borges, un espacio de juego a partir de medio centenar de piezas y maquetas realizadas con retazos y sobrantes de acrílico que resignifican las cosmovisiones de cuentos de hadas y la disputa entre naturaleza, hombre y tecnología.Inserto dentro del Proyecto Ballena, el Centro Cultural Borges invita a detener el tiempo para experimentar la dimensión lúdica propuesta por Rascovsky, como un abordaje a la imaginación creado a partir de un cuento de su autoría que explora el descubrimiento arqueológico de una civilización ignota y perdida: los acrili. La aparición de estos especímenes extraños es el inicio de una secuencia narrativa que encadena en distintos escenarios una historia que comienza desde un mundo ideal y equilibrado y se enfrenta a la aparición de fuerzas hostiles que lo modifican, como la naturaleza y los robots, estos últimos producto de la tecnología rebelada de sus hacedores, ante una enfermedad contagiosa que llevó a sus habitantes a recluirse en sus hogares, dejando libre la tierra de su presencia. A partir de allí, la artista representa lo que sucede: los robots marchando, las llamas, los espíritus y entidades del bosque, así como las procesiones circenses de las personas, los soldados y las mutaciones de plantas y animales, adaptaciones a un nuevo orden del mundo ajeno al inicial. Un cuento cuyo desenlace es un último encuentro entre las «fuerzas en pugna» ya transmutadas -porque nada ha quedado indemne-, en la fiesta de los hongos, como describe Rascovsky, sobre los paisajes que proyectan luces y sombras en el espacio de luminosidad atenuada.La composición en acrílico de pequeños personajes y objetos es dispuesta minuciosa y amorosamente sobre blancas mesas que habitan el espacio de la sala separada del gran hall del segundo piso del Borges por un cortinado negro, en un pasaje necesario para detener lo cotidiano y contemplar e imaginar mundos.»La mitad de la obra es la iluminación», sostiene la artista en diálogo con Télam, mientras acompaña el recorrido desde el cartel de «Bienvenida» al Bosque encantado pasando por las geografías maquetadas en acrílico de Bruma, Migraciones, Inundación, Circo, Zoológico, el Parque de diversiones, Trampa y la fantástica Fiesta de Hongos, cada una con sus sucesos y personajes. Los seres y especies que dibuja la imaginación de la artista aparecen presentados como los hallazgos descubiertos durante la expedición Ataraxia, un proyecto dirigido por una científica llamada Lina Schultz, que tuvo lugar en las remotas cuevas de Kavac, ubicadas en el norte de Venezuela. Los especímenes de Acrilii expuestos en la muestra vendrían a representar la última descendencia de una civilización extinta que se desarrolló en la región entre los años 2000 y 2020, Acrilia, de la cual se rescataron más de 200 ejemplares. «Monona, Totono y Aleca vivían muy felices en el …