La muestra se puede apreciar en la sede Palermo de la Alianza Francesa en Billinghurst 1926. CABA. «Lo irrepresentable» se titula el trayecto visual que la artista Valeria Furman compone a partir de un texto de Carlos Gustavo Motta sobre la «Shoah» y que por estos días se despliega en una muestra de fotografías y objetos que busca reponer la incapacidad de expresar ciertas experiencias o emociones a través de las palabras: «Hacer este trabajo fue una forma de sanar y darle vida a tanta muerte, recuperando fotografías e interviniéndolas desde el humor y el color», dice.La muestra orbita en torno a cómo enfrentar las experiencias y emociones que no pueden ser expresadas con palabras, y si es posible evitar la angustia adoptando una postura de indiferencia o negando el malestar. «No es lícito olvidar. No es lícito callar. Si nosotros callamos, quién hablará», parece responder desde la entrañas de la memoria histórica el escritor y sobreviviente del Holocausto, Primo Levi.La muestra, que se presenta hasta el 14 de junio en la sede Palermo de la Alianza Francesa con el auspicio del Instituto Francés y de la Embajada de Francia parte del libro «Lo irrepresentable. El malestar en la imagen contemporánea», escrito por el psicoanalista Carlos Gustavo Motta, autor también de «Las películas que Lacan vio y aplicó al psicoanálisis» y «Freud y la Literatura».La fotógrafa Valeria Furman se inspiró en este texto para contar parte de la historia de los integrantes de su familia, quienes vivieron el trauma de la Shoah. La obra de Motta se centra en el análisis de tres películas -«Noche y Niebla» de Alain Resnais, «Shoah» de Claude Lanzmann y «Respite» de Harun Farocki- para resaltar la dificultad de encontrar una imagen que pueda abarcar el Holocausto, que no fue solo una tragedia para los judíos sino para toda la humanidadNegar esta tragedia no afecta solo a la historia, sino a todos aquellos que creen en el poder de la razón. Se trata, entonces, no de representar lo que sucedió en el pasado, sino lo que permanece presente en la memoria y la terrible posibilidad de que vuelva a ocurrir de una manera diferente.A través de sus intervenciones en antiguas fotografías y las imágenes que acompañan el texto, Furman logra una lectura que combina lo inquietante de la imagen con la palabra. Estos fotogramas generan debates sobre la representación del Holocausto: se exploran diferentes aspectos de la naturaleza de la imagen, desde lo expresado hasta lo no dicho, lo que emerge y lo oculto, lo narrativo y lo publicitario, lo sagrado y lo banal, que desafían los límites del pensamiento.»Hacer este trabajo fue una forma de sanar y darle vida a tanta muerte, recuperando fotografías e interviniéndolas desde el humor y el color. El uso de la ironía me permitió eso, contar una historia personal que pueda hacer eco en otras personas no desde el horror», apunta Furman en diálogo con Télam.En una de sus inscripciones más lapidarias, el filósofo alemán Theodor Ludwig sostuvo …