“Estamos desamparados”: desesperado pedido de una productora que hace tres meses no puede entrar a su campo
La vida rural en el partido bonaerense de General Guido atraviesa un momento crítico. Los productores aseguran que muchos están aislados, sin poder trabajar ni circular, con campos anegados y cam...
La vida rural en el partido bonaerense de General Guido atraviesa un momento crítico. Los productores aseguran que muchos están aislados, sin poder trabajar ni circular, con campos anegados y caminos rurales intransitables. El deterioro de la red vial, que suma unos 600 kilómetros, dejó a muchas familias desconectadas de los pueblos, de los servicios básicos y de su propia producción. “Estamos desamparados. Totalmente desamparados”, resume a LA NACION la productora ganadera Inés Bosisio, una de las afectadas.
Su historia refleja lo que ocurre en todo en ese distrito, según dijo. “Tengo dos campos en General Guido, en dos cuarteles diferentes. Los dos establecimientos están a 30 kilómetros del pavimento. En diciembre de 2024, todavía con los caminos rurales en mal estado, estábamos pagando una red vial lógica, pero en enero vino la primera cuota con el 380% de aumento”, recuerda.
Ante ese incremento, un grupo de entre 50 y 60 productores presentó un amparo judicial: “El amparo está en Dolores, todavía no ha salido. Estamos desde febrero esperando”.
Con las lluvias de los últimos meses, la situación se agravó. “Jamás pasaron una rastra”, asegura Bosisio. Según describe, en el municipio explican que “tienen cuatro máquinas que están descompuestas y que no tienen plata”. LA NACION intentó comunicarse con el intendente local Carlos Rocha (Unión por la Patria), pero aun no obtuvo respuesta.
“Hace tres meses que no puedo sacar hacienda, ni puedo entrar yo”, se lamenta. El problema afecta a la producción —en este distrito netamente ganadero—, pero también a la salud y la vida cotidiana de la gente. “Hay, hasta te diría, un abandono de personas, porque tengo una persona que el otro día se lesionó y no pudo salir del campo”.
La vida rural se volvió una logística imposible. “Hay veces que los trabajadores van en motos, otros a caballo y algunos en bicicleta. Es una situación límite”, explica.
Incluso hoy todo depende de la buena voluntad de todos los vecinos que solidariamente dan paso entre sus campos para poder acceder a otros establecimientos: “Una vecina me pidió paso y abrimos un camino por un potrero y de ahí ella sale para el otro lado, era la única manera de que llegue a su campo”.
Detalla que en uno de su establecimientos directamente no tiene paso posible: “En el otro campo familiar tengo tres caminos alternativos, uno con un pantano impasable y los otros están cortados con agua por arriba, tipo río”. En este sentido, el agua corre sin control. “No hacen alcantarillas ni han puesto ningún tubo y el agua pasa por donde quiere y borra el camino”, denuncia.
La productora enfatiza que lo que en los mapas figuran caminos rurales, en la realidad son barriales y pantanos convertidos en trampas: “Hay ciénagas de 60 centímetros, donde ni las camionetas 4x4 andan y quedan colgadas”.
La situación también afecta a la educación. “Hay escuelas rurales en la zona y los chicos no pueden ir. Lo mismo ocurre para acceder a servicios esenciales como la policía, ambulancias, todo se complica”.
Intentos de diálogoBosisio integra la Sociedad Rural de General Guido y asegura que agotaron todas las instancias formales. “Fuimos al municipio con cartas varias veces”, recuerda. Incluso se ofrecieron a aportar fondos y gestionar una cooperativa vial, como en otros municipios. Pero la propuesta fue descartada: “Rechazaron y dijeron que ya habían arreglado particularmente con alguien para poner durmientes en los pantanos”. Esa medida, según la productora, es totalmente insuficiente: “Imaginate, se hunden los durmientes porque nunca no se abovedaron los caminos con greda”.
Mientras tanto, la producción se paraliza. Bosisio tiene 15 hectáreas de avena para cortar y hacer rollos para el invierno pero el contratista ya le dijo que no puede entrar. El costo económico se vuelve insostenible: “La gente está desesperada porque tiene que sacar hacienda para poder pagar los gastos, los sueldos y la hacienda se les muere”.
Vale recordar que en enero pasado, la Sociedad Rural de General Guido rechazó la creación de una sobretasa municipal que iba a cobrarse “cada vez que se realice un trámite en la emisión de guías de traslado de hacienda”, por un monto estimado de $90 millones al año. En ese momento, los productores ya advertían que “faltan alteos y alcantarillas“.
Sin red vial, sin respuestas y con una economía ahogada, el ánimo de los productores está por el piso. “Estoy tirando escombros en el pantano que está enfrente a mi campo”, relata la productora, que incluso colaboró con el mantenimiento por cuenta propia.
Pero el esfuerzo individual no alcanza. “Estamos aislados”, confiesa. Es así que hubo momentos en que pensaron en manifestarse frente al municipio, con carteles, con cornetas, pero luego razonaron y dijeron de ir por las buenas, por el diálogo: “Tampoco hubo respuesta positiva”.
Con 79 años, asegura seguir poniendo el cuerpo: “Tengo energía y le meto para adelante, pero no doy más”. En tanto, el teléfono de la intendencia, dice, siempre da la misma respuesta: “No tenemos plata y las máquinas están rotas”.