El pan es uno de los alimentos principales en la mayoría de los hogares. Esto se debe a que es un producto esencial para desayunos y meriendas, y también para el acompañamiento de algunos alimentos. A pesar de su importancia dentro de la rutina de comida diaria, mantenerlo en la casa suele ser algo complejo porque se puede llegar a poner duro, chicloso o, incluso, con algo de moho.

Ante este problema, el panadero holandés Joost Arijs encontró una solución efectiva para poder conservar el pan de manera adecuada. Al contrario de lo que popularmente se suele hacer, mantener el alimento en una bolsa de plástico no es la mejor alternativa. “Nunca en una bolsa de plástico”, afirmó. Aunque parece una de las mejores opciones, este tipo de empaque impide la ventilación adecuada de la hogaza y afecta su calidad.

De la misma manera, estas envolturas suelen retener humedad en su interior y esto podría provocar que el pan perdiera su textura original y lo volviera más propenso a contraer bacterias y moho. Teniendo esto en cuenta, intentar otras opciones, como recipientes herméticos de plástico o vidrio no es recomendable, porque puede ocasionar los mismos daños que una bolsa de plástico.

Según Joost Arijs, la mejor manera para lograr conservar el pan adecuadamente es almacenarlo en bolsas de papel. Esto se debe a que este tipo de material permite que el aire se filtre de manera adecuada y el alimento mantenga su textura por más tiempo. En este sentido, el panadero afirmó que este sería el empaque ideal para manejar en las panaderías alrededor del mundo y así promover la duración del producto y mejor calidad para los clientes.

De la misma manera, es importante mantener el pan en lugares secos, pues los espacios húmedos también pueden afectar el estado del alimento. También, es relevante no mantener el producto guardado por un largo tiempo, pues esto también genera daños en él. Lo ideal es guardarlo en las bolsas de papel, en un área alejada del sol, pero sin esperar que dure en sus condiciones iniciales por un periodo muy prolongado.

Por Erika Lucia Ibañez Garcia