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El dólar del día después: el mercado sabe sumar y hará sus cálculos para ver si puede (o no) regresar el kirchnerismo

El mercado sabe sumar. Así de simple y concluyente fue la frase de un hombre que pasa sus días con la mirada atenta en las pantallas que reflejan cuanto papel financiero se cruce. Sin ninguna pal...

El mercado sabe sumar. Así de simple y concluyente fue la frase de un hombre que pasa sus días con la mirada atenta en las pantallas que reflejan cuanto papel financiero se cruce. Sin ninguna palabra de ocasión y con el pulso al minuto de lo que se respira en la City porteña, se refería al famoso cálculo del día después de las elecciones del domingo. “Claro que el porcentaje que saque el oficialismo es importantísimo, pero, lo que se va a calcular primero son todos los votos del peronismo. Y si la lectura que da ese resultado es que si se juntan en dos años ganan, la cosa no va a ser nada fácil”, concluía.

Pese al respaldo de la billetera más grande del planeta, y a la intervención directa de Estados Unidos en la plaza de dólares, el precio de la moneda norteamericana nunca cedió. No hubo tuit ni compra de pesos que pudiera con la fiebre argentina por hacerse de una moneda fuerte a poco de las elecciones. Ahora bien, ¿cuáles son los fundamentos para que el dólar se mantenga firme?

La semana pasada, en el Coloquio de IDEA que se celebró en Mar del Plata, empresarios o ejecutivos señalaban dos cuestiones primordiales. La primera, obviamente, la especulación de que el tipo de cambio actual, o mejor dicho el sistema de bandas, tendría una modificación después de las elecciones. Nadie sabe si ocurrirá o no, pero por las dudas, a esperar dolarizado.

La segunda, el riesgo de que el kirchnerismo regrese al poder en dos años. Tan simple y determinante como eso. Y entonces ahí sí vuelve a ser relevante aquello de que el mercado sabe sumar. Sucede que en las últimas horas hubo una polémica sobre cómo se contarán los votos de las alianzas electorales. La Libertad Avanza (LLA) tiene representantes en todas las provincias, mientras que Fuerza Patria apenas en 14 distritos. En los otros, hay algún tipo de iniciativa provincial peronista con más o menos afinidad con el kirchnerismo.

Y más allá de la decisión de la Cámara Nacional Electoral (CNE) que dijo en un fallo que no se harán conteos generales (argumentan que no hay un distrito Argentina), pues los operadores financieros harán inmediatamente que se conozcan los resultados con sus propias cuentas. Si el peronismo unido, con todas esas facciones locales, tiene un porcentaje importante, se habrá aventado el peor de los fantasmas para ellos: el regreso es posible.

La opción del kirchnerismo en el poder dentro de dos años es, sin duda, la principal variable a despejar por la mayoría de los decisores. Y no se trata solamente de la lejanía o cercanía de los postulados económicos y políticos de la fuerza, sino de un profundo cambio en las reglas de juego en el corto tiempo. Y eso genera el peor de los escenarios: la incertidumbre.

“Usted entrégueme las reglas que quiera, intervención y estatismo o libertad y apertura económica. Pero por favor, déjelas quietas. Nosotros nos podemos adaptar a cualquiera, pero que sean unas y no las contrarias”, casi suplicaba el gerente general de un grupo económico local que se anotó para comprar varios activos importantes en el último tiempo.

El desprecio del peso y la devoción por el dólar no es algo nuevo en los días anteriores a las elecciones argentinas. El punto es que esta vez la situación ha sido extrema. No se trata de encontrar acá las razones económicas, que podrían tener un mojón de inicio allá por julio, cuando el equipo económico empezó a desarmar las famosas LEFI -Letras Financieras de Liquidez, un instrumento de deuda a corto plazo emitido por el Tesoro Nacional que buscaba absorber el excedente de pesos del sistema bancario- sino de entender que los argentinos ya cuentan varias historias acerca de la pérdida de su patrimonio cuando el kirchnerismo se acerca al poder.

La última de ellas, quizá la más dura en términos reales, sea la de 2019, cuando el entonces presidente Mauricio Macri sufrió una dura derrota en las elecciones primarias (PASO) frente a la fórmula Fernández-Fernández, Alberto y Cristina.

El viernes previo al domingo 11 de agosto el precio del dólar era de $46; el martes posterior al comicio, el valor se había disparado a $62,18 por pedido del ganador de la contienda, Alberto Fernández. De un día para otro, todo argentino que se había quedado en pesos perdió el 35% del patrimonio.

Semejante anormalidad, imposible de pensar en cualquier economía madura, genera anticuerpos inmediatamente. En ese entonces, se tornó real el regreso del kirchnerismo al poder y la posibilidad de un cambio de reglas, hecho que sucedió en diciembre.

Este tiempo, además, sucedió otro dato político único. Uno de los interrogantes cuando asumió el presidente Javier Milei era cómo se iba a gobernar sin el Congreso. En los primeros meses, el mandatario logró una mayoría importante, 147 votos positivos y 107 negativos, estos últimos de Unión por la Patria y de la izquierda, cuando se aprobó la Ley Bases. Desde entonces, todo fue una sangría de apoyo.

A los errores propios del Gobierno, se podrían decir horrores, que espantó y destrató a quienes se habían acercado para entregar esa norma a la Casa Rosada, se sumó la inconmensurable avaricia del kirchnerismo que encontró un resquicio para meter cuanta cuña pudo en el plan de Gobierno de luchar por el superávit fiscal. Fue la época de los vetos, las confirmaciones y los rechazos.

El kirchnerismo, con la representación que tenía, había construido, al inicio de la gestión libertaria, una máquina de impedir entre las dos cámaras legislativas. Con su tropa propia, disciplinada como siempre por la mano férrea de Cristina Kirchner, impedían cualquier tratamiento normativo en el Congreso, especialmente en el Senado. Pero, los errores no forzados del oficialismo y la oportunidad que vislumbró en kirchnerismo de que era ahora o nunca, generó que aquella máquina de impedir se convierta en un instrumento de política activa.

Así las cosas, desde la Cámara de Diputados y el Senado amanecieron varias iniciativas que impactaban de lleno en la política pública en la que se basa el plan libertario: el orden en las cuentas públicas.

La dinámica de este tiempo, a diferencia de la mayoría del mandato de Milei, colocó a la Casa Rosada a la defensiva, casi sin poder dar un paso al frente jamás y solo dedicado a frenar los embates.

Ese es el escenario que aterra al mercado: un resultado electoral que mantenga el esquema vigente actualmente. Se trata, ni más ni menos, de tener o no gobernabilidad en medio de una tensión cambiaria notable, una condición que ni la billetera feroz del presidente Donald Trump puede comprar.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/el-dolar-del-dia-despues-el-mercado-sabe-sumar-y-hara-sus-calculos-para-ver-si-puede-o-no-regresar-nid23102025/

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