Colin Farrell: de su rol como un excéntrico estafador en problemas al recuerdo de la noche que compartió con Diego Maradona
Tras la recientemente estrenada El gran viaje de tu vida, un tour cinematográfico que compartió con Margot Robbie, Colin Farrell presenta nueva película. En esta oportunidad, bajo la batuta de E...
Tras la recientemente estrenada El gran viaje de tu vida, un tour cinematográfico que compartió con Margot Robbie, Colin Farrell presenta nueva película. En esta oportunidad, bajo la batuta de Edward Berger -el realizador que le arrebató, con Sin novedad en el frente, el Oscar a Argentina, 1985-, que vuelve a la dirección con un viaje lisérgico en Macao. Allí, en esa ciudad china llena de contrastes, es donde Maldita suerte despliega su relato, con la estrella irlandesa como Lord Doyle, un excéntrico caballero que le debe dinero a todo el mundo y que hace del fiado una religión.
El personaje de Farrell está en movimiento constante, porque sus intentos denodados por evitar ser identificado por alguno de sus acreedores lo ponen en un estado de alerta y de atleta. El problema es que Doyle es amigo de los excesos de todo tipo, muchos de los cuales lo llevan a caer en la inconsciencia. Ese detalle le sirve a Berger para explorar el pasado del personaje y su obsesión con una misteriosa mujer que tal vez lo ayude a salir de sus embrollos. Pero también aparece en escena Cynthia (Tilda Swinton), una particular investigadora que sigue los pasos de Doyle para recuperar el dinero de una anciana estafada y pone en peligro su autoexilio en Macao.
En un mano a mano con LA NACION, Farrell repasa el personaje, el origen del proyecto y su vínculo infinito con Diego Maradona.
-¿Cómo fue para vos entrar en el mundo de este thriller?
-Fue divertido. Hablé con Edward durante un tiempo. Creo que la película tardó ocho años en llegar a la pantalla desde su concepción inicial. Mike Goodridge, nuestro productor, era el director del Festival de Cine de Macao, y Lawrence Osborne estaba visitando el festival, tras haber escrito un libro que transcurre en Macao y sus alrededores. Goodridge y Osborne conversaron y así Mike consiguió los derechos; eso fue hace ocho años. Luego incorporó a Edward. Y yo me uní hace unos tres años.
-Debe haber sido una experiencia impresionante rodar ahí…
-Fue sencillamente una de las experiencias más emocionantes de mi vida. El guion pasó por varias versiones, pero recuerdo la primera vez que lo leí. Fue una de las lecturas más emocionantes que tuve, y leerlo me provocaba cierta ansiedad. Se leía muy rápido y era muy caótico y, en cierto modo, muy perturbador desde el punto de vista psicológico. Conoces al personaje y sabes lo horrible, horrible, horrible que es su vida... Por culpa suya, debo añadir. No es un pobre hombre. Pero sabía que iba a ser un reto.
-¿Cómo describirías a Macao?
-Lo pasamos genial. Estar en un lugar tan fascinante como Macao con un elenco y un equipo extraordinarios fue como un circo de colaboración. Es un lugar lleno de contrastes. Está la zona principal de casinos, que se construyó en 2006; antes no había nada allí. Había un canal, pero dragaron el fondo marino y construyeron entre estas dos islas para crear una isla grande donde, en un par de años, levantaron los casinos. Pero a ambos lados de la zona de casinos están las partes antiguas de Macao, que tienen cientos de años. Así que es un lugar fascinante, de contrastes que alimentó el caos y la belleza de la película desde el punto de vista estético. Y sé que Edward quería capturar esas contradicciones.
-¿Cómo fue encarar a un personaje como Lord Doyle?
-Supongo que Doyle es capaz de ser amable. Pero esa capacidad está enterrada bajo tanto artificio, robos, mentiras y vergüenza. Es un gran personaje. Es una gran película.
-Soy argentino y casi me veo obligado a preguntarte por Diego Maradona, que cumpliría 65 años el 30 de octubre...
-(Sonríe) Sabía que ibas a hacerlo.
-Es que es inevitable... Y también, como sé que te gusta mucho el fútbol, quiero tu opinión sobre Lionel Messi.
-Oh, Messi es extraordinario. No sé qué es. Puede que sea una cuestión generacional, porque tengo amigos que piensan que Messi es, ya sabes, el mejor jugador que ha existido nunca. Messi es extraordinario. Ronaldo es extraordinario. Ronaldinho, el de Brasil, también lo es. Pero me iré a la tumba pensando que nadie ha influido nunca en el fútbol, ni a nivel de clubes ni, sobre todo, a nivel internacional, como lo hizo Maradona, Diego Armando Maradona.
-¿Tenés recuerdos de él en el Mundial de México 86?
-Tenía 10 años cuando se celebró México 86. Era la edad perfecta para entender el juego lo suficiente. Pero también era tan joven que estaba muy abierto, era un terreno muy fértil para la idolatría. Y Maradona fue mi ídolo durante mucho tiempo. Luego pude conocerlo cuando estuve en la Argentina . Pasé una de las mejores noches de mi vida con mi papá, que ya no está con nosotros. Mi papá estaba allí, y la hija de Diego también. Nos sentamos todos y nos reímos durante horas. Sí, solo guardo muy buenos recuerdos de ese hombre. Era un genio, sin más. Su elegancia... Era poesía en movimiento, ¿sabes? Sí, una triste pérdida.